jueves, mayo 20, 2010

Saca la Cleta!

Una propuesta ciudadana para valorar y hacer un poco más contra la contaminación y el estrés:




jueves, abril 29, 2010

Nido José Olaya: ternura entre la ilusión y la decepción

Siempre saltan las nostalgias. Siempre después de largos años olvidadas en algún resquicio de nuestra acelerada rutina, temerosas de nuestra reacción. Siempre escondidas, como si no se encontraran en un mundo tan cambiado, tan inhumano, de tan poco contacto real, de casi ninguna voz transmitida únicamente por el viento, de nuestras bocas, a nuestros oídos.




Peor aun cuando aquellas nostalgias brotan junto con remordimientos inoculados por culpas (ya perdonadas) ajenas. No sería tan tremendista, si no fuera porque dos de estos recuerdos son los más entrañables de mi vida. Y ocurrieron durante mi primera infancia en un jardín llamado José Olaya, en honor al héroe peruano precursor de la independencia.

En este nido-jardín pasé días que recuerdo con ternura. Sus salones llamados por colores, su patio interno, sus juegos en medio, la biblioteca en el segundo (o tercer) piso y el primer amor de mi vida en esos días de ilusión pura: Miss Ely.

La Miss Ely era una mujer de grandes y hermosos ojos, asociados tiernamente en dimensiones con una boca de sonrisa sincera. Miss Rossy es un chancay de a veinte, comparado con mi diosa. Su voz, sus maneras, su cariño me tenían totalmente embelesado. Su cabello corto y ligeramente ondulado (el estilo de entonces) era el marco perfecto para aquel paisaje de fantasía imberbe. Al parecer mi afán por captar su atención me hizo un niño aplicado, feliz de asistir al José Olaya aunque tuviera 40 de fiebre y no pudiera ni caminar de la tembladera que me diera.

Yo siempre la sentí cerca a la Miss Ely, incluso me adelanté un poco a mi desarrollo cuando completé mi fascinación por mi tutora al añadir en aquel paisaje de ensueño sus piernas y caderas y todo su cuerpo, adivinado detrás del mandil pulcrísimo, por lo menos antes de iniciar el día. Entonces, las tembladeras eran generadas por otro tipo de fiebres.

Pero como dice la salsa, todo tiene su final. Y en el caso de Ely, el hito fue su matrimonio. Se me casó Ely, y no eligió mejor momento que cuando yo aun era su alumno. Mi reacción fue de despecho. Mi primera decepción amorosa me hacía hervir el estómago, tensar el cuello y me irritaba los ojos, que me dolieron de tanto ajustarlos al llorar. Creo que sí fui a su boda, pero no fui un invitado muy feliz, intuyo. En todo caso, al parecer por algunos de esos bloqueos mentales selectivos, no lo recuerdo. Mejor. Sólo está en mi memoria lo buena, lo tierna y lo maternal que era, sensación que siempre venía acompañada de un suave perfume a flores.

Pero, si hay que decir toda la verdad, yo ya tenía mi romance coetáneo. Mi segundo amor. Una niña de mi clase con la que ibamos a todas partes. Una niña de ojitos soñadores y tímidos, recatada y feliz, canela y compañera. La sensación de su compañía, sin embargo, es más fuerte que el recuerdo visual. De este sólo puedo coger uno: los dos subiendo a unas tribunas en el patio de la Parroquia de al lado, donde teníamos nuestros recreos y actuaciones.

Marian era su nombre. Marian era mi pasión. Siento que corríamos de la manito, riendo. Siento que a veces yo me quedaba corto en decirle lo mucho que la quería y que la necesitaba en mis juegos y fantasías.

Pero como dije antes, a veces las nostalgias vienen juntas con sucesos no muy reconfortantes.

Sucedió que un día, hace pocos meses, estaba conversando con mi mamá en su casa cuando salió el tema del Nido. Ella también recordaba mucho, pero nunca me había dicho lo que sólo entonces se animo a contarme.

Según ella, en el tiempo del José Olaya, había una reunión en mi casa con todos mis primos. mamá estaba cabezona atendiendo a los invitados, cuando tocaron el timbre de la puerta. Mamá abrió, pensando que era un tío o tía, pero se apareció frente a ella el papá de Marian. Traía algo en la mano. Al percibir el movimiento en la casa, se disculpó, se presentó y entregó a mi mamá una invitación a la fiesta de cumpleaños de Marian, que vivía en La Molina. "Mi hija dice que no quiere ninguna fiesta si es que Rodrigo no va", le dijo a mi Mamá. Ella le indicó que no lo olvidaría y que estarían ahí de todas maneras. Continuaron hablando un poco más (seguramente divertidos sobre nuestra relación a escondidas) y se despidieron. Mamá regresó a su cocina, donde tenía las seis hornillas ocupadas, y no recordó más la fiesta de Marian hasta muchos años después.

Cuando me lo contó, la verdad que me quedé helado, primero y me entristecí mucho, después, pues sé que habría sido un momento imborrable en mi vida, por muchas razones.

Hubiera ido a su casa, a su fiesta, a su jardín, a lo más intimo de su vida. Momentos de alegría juntos que pudieron ser no fueron jamás. Además, me entristeció el imaginar la desazón en Marian al no verme llegar, ¿se habrá encerrado en su cuarto a llorar?¿O lo habrá superado, como todo niño lo hace, en un instante?

Lo peor es que no sé si eso fue cuando ya eramos "novios", cuando estábamos en el Nido o después. Pero si fue durante el Nido, atisbo en mi memoria algunas miradas de desaprobación de su rostro, tal vez en los días siguientes. Lógico, estaría furiosa conmigo. Y yo sin tener idea de por qué. Pero eso puede ser también una suposición y una percepción engañosa, un recuerdo poco fiable.

Si fue después del Nido, pudo haber sido una ocasión para volvernos a juntar, y mantener el contacto. Pues sucede que desde el Nido no he vuelto a saber nada de Marian, absolutamente nada. Tampoco hoy sé su apellido, su dirección. En el José Olaya no guardaron esos datos (bueno, fue hace 33 años!)

Hace mucho tiempo que dejé de creer en las hadas madrinas. Pero es bonito pensar que alguna este leyendo esto, se apiade de mí y me ayude a econtrarla ¿estará en Perú, en el extranjero?¿será feliz?¿me recordará?. No sé que le diré, ni como reaccionará.

Pero el sólo vernos será suficiente para saber si una disculpa por el desplante es necesaria o si sólo basta con invitarle un jugo, una cerveza o un café.

lunes, marzo 29, 2010

Cómo lavarse la cara con unas manos sucias

Durante décadas hemos sido entrenados en aceptar la realidad que se nos presenta en los medios como verdadera realidad. Se nos ha suprimido con el tiempo la capacidad de leer entre líneas, criticar y tener una opinión propia de lo que pasa, pues siempre hemos formado esta opinión sobre las de los llamados líderes de opinión, aceptados a su vez por los medios para opinar en sus pantallas o páginas.



Por eso nos pareció imposible de aceptar que el Lusitania fuera enviado a propósito a un mar en guerra para generar un pretexto que empuje a Estados Unidos a participar en la Primera Guerra Mundial. Por eso nos pareció increíble que el ataque a Pearl Harbor no haya sido ningún "ataque sorpresa"; ahí, la vida de miles de americanos sirvió de excusa para que "el sueño americano" de libertad y democracia se expanda durante la Segunda Guerra Mundial.

Lo mismo pasó con el incidente de la lancha que inició el holocausto de millones de vietnamitas, y más recientemente el de las Torres Gemelas de Nueva York. La falta de sensibilidad humana, depravación, maquiavelismo y aberración que todo esto supondría si fuera cierto nos hace cerrar los ojos y aferrarnos a su negación. No es posible que haya sido así. No es posible que hayamos sido engañados de esa manera tan abominable.

Pero estos son sólo algunos ejemplos. Todos ellos fueron el pretexto ideal, en el momento justo, para que los Perros de Guerra, verdaderos emperadores del mundo, continuaran aumentando su influencia, su poder y su dominación. Son unos cuántos, pero sus grupos de poder económico mueven cañones, bolsillos y conciencias en todo el orbe.

El terremoto de Haití desató, no sólo una ola de solidaridad humana, donaciones y concientización sobre la fragilidad humana, sino también una corriente de protesta contra una nueva estrategia del Poder Oculto para fortalecerse a nivel global.

De la información aparecida durante los días posteriores al terremoto, podemos resumir algunos hechos:
  • Haití no sufría un terremoto importante desde hacía 250 años aproximadamente.
  • El epicentro del sismo fue casi superficial y muy cerca de la capital Port au Prince.
  • Republica Dominicana, que comparte la isla con Haití, no sufrió mayores daños.
  • Se develó la precariedad del sistema político y de la infraestructura, así como la profunda pobreza de la población.
  • El primer país en solidarizarse con Haití fueron los Estados Unidos, a través de su presidente Obama, quien indicó en su discurso una ayuda de 100 millones de dólares.
  • Estados Unidos envió más de 10,000 tropas para colaborar en "misiones de rescate" y "repartición de víveres". No fueron como parte de los cascos azules, ni buscaron aprobación de la ONU. Tampoco tienen fecha de retirada.
  • Se presenta un sistema de apoyo humanitario al mando de Bill Clinton, quien es el primero en visitar Haití.
  • Hugo Chávez denuncia a los Estados Unidos de haber provocado el desastre. (no me defiendas, compadre?).
  • El suelo marino de Haití es muy rico en petróleo.
Estos hechos se unen a la difusión por internet de un proyecto denominado HAARP, que los Estados Unidos venían desarrollando por décadas. Consiste en una red de antenas ubicadas en Alaska y otros puntos del ártico capaces de emitir impulsos electromagnéticos de hasta un billón de watts de potencia. Los científicos a cargo de él indican que su fin es solamente de investigación, pero según algunas demostraciones científicas, estos impulsos serían perfectamente capaces de generar distorsiones climáticas y sismos en cualquier región del planeta.
Si se recuerda, en las dos invasiones a Iraq, pero especialmente en la segunda, mientras se iniciaban los bombardeos en vivo y en directo de la ciudad de Bagdad, presentadores de CNN deslizaban los rumores de un arma secreta americana que habría inutilizado la red eléctrica de la capital iraquí antes del bombardeo, neutralizando las defensas y sumiendo en pánico al enemigo.
Acostumbrados como estamos a relacionar estas posibilidades con lo imposible, lo esotérico y el oportunismo charlatán, es de suponer que esta vez pase lo mismo.
Pero vale la pena añadir que Estados Unidos tiene ya muy debilitada, externa e -increíble- internamente su posición frente a la ocupación de Iraq y Afganistán. Mientras tanto, la CIA sigue haciendo su trabajo fabricando atentados terroristas, tal como hizo con Romero en Centroamérica, un par de presidentes ecuatorianos, etc.
Estados Unidos necesita refrescar frente al mundo su imagen de salvador global, de superman histórico y único, para lo cual no ha escatimado imaginación ni recursos resultando en operaciones que son imposibles de asimilar por nuestras mentes y conciencias.
Para refrescar esta imagen, sería un desperdicio que no haya usado el HAARP, su nueva arma de destrucción masiva, para provocar una catástrofe, presentarse al instante como el salvador planetario, enviar "ayuda" y ocupar así, sin que nadie se oponga, un país desprotegido, rico en petróleo y estratégicamente ubicado como base militar para apoyar operaciones futuras de derrocamiento de Chavez en Venezuela y de dominio de la región, lo cual revitalizaría una vez más el mercado de armas.

El cinismo de esta "ayuda humanitaria" ha sido retratado espléndidamente en el torpe gesto de Bush, al darle la mano a un haitiano y luego limpiarse la manos en la camisa de Clinton. Con esto le dijo al mundo "no estamos aquí por humanidad; quisimos estar aquí como quisimos estar el todos los lugares a los que fuimos para quedarnos. Este es nuestro mundo. Ustedes no son nada más que herramientas mediáticas".

Los Perros de Guerra solidificarán así su hegemonía política, militar y económica en la región, pues al derrocar a Chávez (hay locos en ambos bandos) el resto de integrantes de su círculo latinoamericano se darán la media vuelta y volverán a meterse en su capullo, sometiéndose en la práctica al Ogro Romano.

Los medios probablemente transmitirán el derrocamiento de Chávez con la misma pasión que difundieron el de Panamá, o los bombardeos de Afganistán(aunque el rating ya estaba bajo entonces). Sin ninguna crítica importante ni cuestionamiento remotamente agudo sobre eso.

Discutir acerca de que si HAARP (ese nuevo invento de los apocalípticos faranduleros) es o no un arma y si fue utilizada, ya es irrelevante. Lo que importa es ayudar a que la comunidad internacional (la población, no los gobiernos) abra los ojos, lea entre líneas, saque sus propias conclusiones y se despereze de su letargo global de pizzas, play station, mp3 y portátiles, para hacerse preguntas y buscar por sí mismos respuestas y explicaciones.

miércoles, febrero 24, 2010

Un año de retos y abandono


Luego de haber pasado más de un año, vuelvo a escribir en este blog. la verdad no sé por qué, de la misma manera que desconozco la razón por la que lo dejé abandonado por tanto tiempo.

Mientras les quito el óxido a mis metacarpios, creo tener muchas razones que se agolpan unas a otras. Nunca he trazado un esquema de lo que voy a escribir en cada artículo. Lo encuentro limitante y poco espontáneo. Pero conforme este aumenta en densidad, pienso que sí lo hubiera merecido.

En todo caso, una de las justificaciones que me sopla mi orgullo interior para dejar en blanco estas páginas fueron las toneladas de sucesos que pasaron (sobre mi) el año que ya se fue. Desde el nacimiento de mi segundo hijo Alejandro (que ya es un montón, tomando en cuenta los anexos impajaritables) hasta las crestas y valles en mi devenir laboral.

Sobre esto último debo decir que mi actitud frente al trabajo, más exactamente frente a la autoridad, ha sido poco conciliadora, y bastante crítica al mismo tiempo. Así fue en el 2009, lo cual me distrajo mucho de energía para hacer otras cosas.

Durante el 2009 trabajé captando clientes para un importante banco peruano. Pero de arranque sentí que mi relación con esa empresa sería de permanente cuestionamiento, tal como lo había sido con las anteriores. Y es que uno de mis principales errores es que suelo leerlo todo entre líneas. No soporto aquellos discursos motivadores típicos del "Sí se puede" que insultan la capacidad de la gente de darse cuenta que le están tomando el pelo. Me revienta el cinismo que se respira en los equipos de ventas, donde el chismorreo y el golpe bajo son cosa de todos los días y son perpetrados por las joyas de la corona: los vendedores estrella. No importa lo que hagan, la empresa no-ve-no-escucha-no-nada.

A eso se sumaron la gran cantidad de temas políticos, climáticos, sociales, familiares (locales y extralocales) que se fueron montando unos sobre otros conforme pasaban los meses. No fui capaz de elegir sobre cuál opinar primero y, aplicando el famoso "no dejes para mañana...", pues todo se acumuló en un inmenso cerro que finalmente sufrió un deslizamiento de toneladas de tierra y desdén por mi parte hacia este mi querido rincón de catarsis.

Sin embargo, derivé la discusión sobre los temas con quien podía, sobre todo entre amigos y familiares. Felizmente tuve esa posibilidad.

En el caso de mi familia, pienso que mis papás son los principales responsables de mi interés por el análisis y la discusión de todo lo que es noticia, así como de todo lo que no se quiere poner en ella. Miles de reuniones y sobremesas etiquetadas con los más variados temas son un gran tesoro para mi. Sin embargo, soy conciente que en una época esto también limitó mi capacidad de conversar sobre cosas triviales y con la chispa que tanto envidiaba a mis amigos de barrio de la juventud. Uno de ellos, Julio, me lo hizo ver con una sola pregunta: "¿Oe, por qué hablas en complicado?" Ese fue un hito en mi desarrollo social, me hizo ver muchas cosas que eran opacas hasta entonces.

Para matizar la cosa de un color civilizado-estresante, las deudas (Telefónica incluida, que me cortó injustamente internet), insomnios y grandes carencias, así como la necesidad de proyectarme (mejor dicho: catapultarme) a otro nivel de ingresos, ejerció en mi fuertes dosis de estrés, a pesar de lo cual (o tal vez , gracia a ello) pude ver el vitroven al final del túnel y diseñar nuevas estrategias de vida con carácter de muy urgente, para salir por él. Colegio, Salud y Comida se peleaban la primera opción para tumbarme de un sólo golpe.

Como parte de una nueva estrategia decidí retomar mis estudios universitarios, lo cual fue una gratísima experiencia. Me fue muy bien, pero lamentablemente tuve que dejarlo. Lo mismo pasó con el trabajo en el banco, aunque esto ni lo lamenté ni fue elección mía, ni del resto de trabajadores que fueron parte del 30% del "plan de reestructuración" decidido por el banco.

Ahora trabajo en Creatividad, en una Agencia de Eventos. Los ingresos no han mejorado, pero al menos hago lo que me gusta. De todas formas hay algo que nunca he dejado de hacer, y seguiré haciendo: buscar siempre mejores opciones de ingreso.

Ahora que lo pienso, creo que ya sé por qué decidí escribir de nuevo. Hacerlo me ha permitido, en estos pocos minutos, tener más en claro todo lo hecho y no hecho, verlo en blanco y negro, sentir que por algo se ha luchado, manteniendo principios a costa de metas, y amigos a costa de ellos mismos, pues nunca hubo un sólo reproche por mi precariedad a la hora de hacer "la chanchita".

Entonces, seguimos pa´lante. El éxito (tan relativo, tan demandado) se amoldará a la naturaleza de quien lo busca. En mi caso es la tranquilidad de mi familia, de tal manera que pueda heredarles honestidad y juego limpio. Si eso les convence o no, me lo dirán al cabo de algunos años. Tal vez encarándome de frente... o posteándome en su blog de adolescente inconforme.

A su veredicto me someto...

Imagen: Peña Ramiro