A ver. Si escribo, se me viene toda trinchera sur y norte encima. Si no escribo, se me viene la indignación y la culpa de ver que lo que pude contribuir a evitar suceda.
Bueno, sólo me queda memorizarme algo del libreto de una obra chespereana para megafoneársela al primer barrista fanático que me amenace en la calle, a ver si lo confundo lo suficiente como para salir corriendo.
Al grano: !Señores, no vayan al Estadio este sábado!
Algunas razones:
- ¿No están cansados de ser utilizados, de ser llevados de las narices de sus bajos instintos, artificialmente exacerbados, a ser testigos de una catástrofe?
- ¿Van a gastar su plata (o la de papá) en ver una goleada en contra?
- Y si Perú gana, ¿qué ganamos? ¿No serán que en realidad seguiremos perdiendo (el respeto de la dirigencia por los hinchas, la plata que pagamos de impuestos, la autoestima)?
- ¿Alguna vez jugar de locales ha sido de alguna ventaja para Perú?
- ¿No tenemos nada mejor que hacer ese sábado? Por ejemplo, comprarle su regalito a papá con la plata que nos dé para ir al estadio?
- ¿No hay otros motivos para chelear?
- ¿Vamos a ver a los mismos que odiamos con justa razón, cada vez que se dejan hacer miles de huachas cuando juegan por su país, pero son unas máquinas cuando lo hacen por un club extranjero?
- ¿Le vamos a hacer el corito a los medios y a los auspiciadores, ansiosos por mantenernos pegados al deporte de multitudes para no perder sus millones invertidos ya?
- ¿Es que no somos capaces de hacer un merecido bloqueo colectivo, por un mínimo sentido común?
- Los jugadores ¿necesitan nuestro apoyo, o nuestra venia y complicidad?
Por mi parte, este sábado me dedicaré a terminar de pintar el cuarto de mi hijo (creo que así sí hago patria), leeré ese libro sobre cómo dejar de roncar, iré a la actuación de mi hija por mi día y, si puedo, veré fútbol: De la Eurocopa para arriba!