domingo, enero 04, 2009

El twist del Twitter: ¿Hay que aprender sus pasos? (sorry, yo no bailo!)

Desde hace muchos años que las generaciones jóvenes tienden a hacer suyas las modas y nuevos usos, ya sea que estos lleguen por un tiempo o para quedarse.

Gracias a esta costumbre de autoafirmación a través de la actualización, es que se ha ido acelerando la desesperación por tener lo último, para no estar al último. En tecnología (más exactamente en gadgets y sistemas) se ve este fenómeno con mayor fuerza, y sobretodo a partir del 2000.

Todo empezó con la necesidad creada de botar a la basura tu Commodore 64 y cambiarla por la 128, y luego pasarte a la Mac y luego a las PC´s que a su vez caducaban antes de lo que terminabas de pagar el préstamo que pediste para financiarla.

En videojuegos paso lo mismo, desde el Atari, pasando por Nintendo hasta The Cube y el Wii.



Pero ahora esto se extiende y fusiona en los Ipods, mp3, mp4, iPhones, blackberries, etc. Ya no sólo hay que cambiar de marca, sino también de modelo, los cuales a su vez ya se desactualizan cuando el último fanático de aquella larguísima cola que se formó el primer día de su venta, alcanzó a comprarlo.

Dentro de las miles de herramientas, portales y programas incorporados en la web, el twitter se alza hoy como una de las modas más furiosas de los últimos años. Inserto en la fuerte y desaforada tendencia actual de "hacer lo íntimo lo más público posible", el ansia por expresarse y ser percibido en un mundo cada vez más enajenado ha hecho que el twitter tenga el éxito que tiene.

Mientras lees esto, millones alrededor del mundo están tecleando sus ansias de notoriedad aferrados compulsivamente al teclado, esperando un comentario cualquiera sobre aquello que consideran haber revelado con gran originalidad sobre sus vidas y lo que están haciendo de ellas en ese preciso momento.

Convencidos de ser la generación desobediente a los mayores y al sistema en general, los jóvenes de hoy terminan siendo así los más manipulados y manipulables de toda la era cibernética, a corto, mediano y largo plazo.

Por eso, antes de seguir con la moda, paremos un momento y pensemos que tan consecuentes estamos siendo y qué tanto nos estamos dejando guiar hacia un futuro acrítico y guiado por patrones acuñados en nuestros egos incipientes.