Ya van varios intentos desde diferentes trincheras por tratar de dar un poco de luz sobre lo que verdaderamente sucedió hace dos mil siete años en los desiertos de Judea. Recientes descubrimientos arqueológicos (Tumba de Jesús, Evangelios Escondidos) y teorias históricas (Los Illuminati), sumados a las conspiraciones vaticanas develadas a medias (papas corruptos, asesinados, etc), son algunos ejemplos.
Pero los intereses que estarían detrás del silenciamiento -a través de la indiferencia- de estas teorías, no sólo sería del Vaticano, que vería disminuido, si no desvanecido, su poder terreno. Multimillonarias trasnacionales serían, aunque parezca díficil de creer, las más afectadas. Aquellas que como La Coca Cola, experimentaron el mayor "boom" de su historia al vestir con sus colores a San Nicolás, a inicios del siglo XX.
¿Qué sucedería si finalmente se develara y extendiera la verdad de que Jesús fue hombre nacido de hombres, sin ninguna intervención divina? Pero sobretodo, ¿qué si todo el mundo entero, por fin, lo aceptara?
Pues que ya no habría qué celebrar en Navidad, ni en Pascua o Semana Santa. No habrían fechas de santos que observar. Todas las festividades religiosas quedarían anacrónicas.
El 50% de las ganacias de las empresas más grandes del mundo se dan en Navidad. Ahí recuperan todo lo que no ganaron en el resto del año. No habría por qué comer pavo ni a quién darle las gracias en el Dia de Acción de Gracias en Estados Unidos, ni razón para celebrar la Bajada de los Reyes o consumir el Roscón o Rosca de Reyes e España. Tampoco para salir disfrazados de reyes magos a dar regalos a los niños. Coca Cola se quedaría sin top model.
En Pascua, no habría Pasión que conmemorar. Por lo tanto, no habría por que decretar esos dias como feriados. Así, el turismo se vendría abajo en esas fechas, y todas las actividades anexas caerían con él. No habria panetón, ni chocolate. No habría qué ver de novedoso en los medios, por lo que su sintonía sería la de cualquier otra temporada normal, con la consiguiente caida de ratings.
¿Y las tiendas de ropa, electrodomésticos y otros?. Pues cero. El mismo nivel de pérdida. Los intereses creados necesitan de algún motivo, por más artificial que este sea, para provocar el interés. Una vez desaparecido este interés, pues no hay ventas, más que aquellas que implican la sobreviviencia. El resto, son superficialidades.
En resumen, la economía mundial -basada en el consumismo adictivo- se vendría abajo. Y ningún gobierno -sobretodo los más poderosos, que son los que tiene más que perder- estaría dispuesto a bancarse el costo de ello. Por eso es consenso mundial el dejar las cosas como están. Que aquellos esfuerzos por llegar a a la Verdad Verdadera no sean más que una anécdota que no merezca más de quince minutos de fama, para luego ser sepultada por la avalancha de noticias que se suceden el el mundo a diario.
Si esta Navidad quiere pasarla de una manera diferente, pues no coma panetón cuando a la vuelta de la esquina un niño se muere de hambre. No decore su árbol de navidad cuando en su país no crecen abetos ni pinos, y menos cae nieve en esta época del año. No vaya a misa a las doce, pues hasta ahora no se ha determinado la hora ni la fecha de nacimiento de Jesús, sea divino o no. Tampoco cante villancicos, por lo mismo. No vaya a comprar regalos entre ropa de moda, jueguetes tóxicos ni LCDs. Pues esas mismas empresas a las cuales les entrega su esfuerzo de todos los días, son las mismas que comparten una costumbre global: Mantenernos ciegos, de tanto que vemos. Dicen que la religión es una mentira piadosa y necesaria...
Pero los intereses que estarían detrás del silenciamiento -a través de la indiferencia- de estas teorías, no sólo sería del Vaticano, que vería disminuido, si no desvanecido, su poder terreno. Multimillonarias trasnacionales serían, aunque parezca díficil de creer, las más afectadas. Aquellas que como La Coca Cola, experimentaron el mayor "boom" de su historia al vestir con sus colores a San Nicolás, a inicios del siglo XX.
¿Qué sucedería si finalmente se develara y extendiera la verdad de que Jesús fue hombre nacido de hombres, sin ninguna intervención divina? Pero sobretodo, ¿qué si todo el mundo entero, por fin, lo aceptara?
Pues que ya no habría qué celebrar en Navidad, ni en Pascua o Semana Santa. No habrían fechas de santos que observar. Todas las festividades religiosas quedarían anacrónicas.
El 50% de las ganacias de las empresas más grandes del mundo se dan en Navidad. Ahí recuperan todo lo que no ganaron en el resto del año. No habría por qué comer pavo ni a quién darle las gracias en el Dia de Acción de Gracias en Estados Unidos, ni razón para celebrar la Bajada de los Reyes o consumir el Roscón o Rosca de Reyes e España. Tampoco para salir disfrazados de reyes magos a dar regalos a los niños. Coca Cola se quedaría sin top model.
En Pascua, no habría Pasión que conmemorar. Por lo tanto, no habría por que decretar esos dias como feriados. Así, el turismo se vendría abajo en esas fechas, y todas las actividades anexas caerían con él. No habria panetón, ni chocolate. No habría qué ver de novedoso en los medios, por lo que su sintonía sería la de cualquier otra temporada normal, con la consiguiente caida de ratings.
¿Y las tiendas de ropa, electrodomésticos y otros?. Pues cero. El mismo nivel de pérdida. Los intereses creados necesitan de algún motivo, por más artificial que este sea, para provocar el interés. Una vez desaparecido este interés, pues no hay ventas, más que aquellas que implican la sobreviviencia. El resto, son superficialidades.
En resumen, la economía mundial -basada en el consumismo adictivo- se vendría abajo. Y ningún gobierno -sobretodo los más poderosos, que son los que tiene más que perder- estaría dispuesto a bancarse el costo de ello. Por eso es consenso mundial el dejar las cosas como están. Que aquellos esfuerzos por llegar a a la Verdad Verdadera no sean más que una anécdota que no merezca más de quince minutos de fama, para luego ser sepultada por la avalancha de noticias que se suceden el el mundo a diario.
Si esta Navidad quiere pasarla de una manera diferente, pues no coma panetón cuando a la vuelta de la esquina un niño se muere de hambre. No decore su árbol de navidad cuando en su país no crecen abetos ni pinos, y menos cae nieve en esta época del año. No vaya a misa a las doce, pues hasta ahora no se ha determinado la hora ni la fecha de nacimiento de Jesús, sea divino o no. Tampoco cante villancicos, por lo mismo. No vaya a comprar regalos entre ropa de moda, jueguetes tóxicos ni LCDs. Pues esas mismas empresas a las cuales les entrega su esfuerzo de todos los días, son las mismas que comparten una costumbre global: Mantenernos ciegos, de tanto que vemos. Dicen que la religión es una mentira piadosa y necesaria...
Foto: Cinepatas