"¿Que cómo llegue hasta donde estoy ahora? Es algo que nunca me lo habías preguntado antes hijo, pero gustosamente te contaré.
Yo nací, como tu bien sabes, en un pueblito de Ayacucho. Tus abuelos eran gente muy pero muy pobre, pero aún así a punta de esfuerzo lograban darnos de comer a mí y a tus otros cinco tíos y tías. El Programa Estatal de Supernutrición ya tenía empezado unos tres años y al cumplir yo los cuatro tenía la talla y el peso por encima de los estándares antiguos. Además rara vez nos enfermábamos y nos encantaba quedarnos una horita más en el nido para jugar con los amiguitos.
Paralelamente habían finalizado casi cincuenta años de estancamiento sindical magisterial. Los dirigentes de los maestros generalmente eran personas de casi nula preparación profesional y ya habían perdido cualquier rastro de perfil de maestro, embebidos en protestas, política y boicots continuos al país. Finalmente, profesionales emergidos de un sector de avanzada de las bases lograron sacarlos del poder sindical y reorganizaron todo el sistema.
Los sindicatos se proclamaron apolíticos y apoyaron todas las reformas educativas, hasta las más dolorosas, de la mano con varios gobiernos sucesivos. Muchos que se decían maestros salieron de actividad, la mayoría por incompetencia comprobada, denuncias de acoso a alumnos, corrupción etc. Los que se quedaron recibieron capacitaciones gratuitas por especialistas de todo el mundo y adaptaron todo a la realidad de cada región.
Se aprobaron leyes de largo aliento, algunas recién las estás gozando tu hijo y otras me permitieron financiar mis estudios desde el colegio y saldarlo con trabajo y otros aportes profesionales al país.
Cuando habían pasado diez años del inicio de la Reforma, algunos antiguos dirigentes y otros más jóvenes quisieron volver a cero, pero los maestros mismos se lo impidieron denunciándolos por incitar al desorden público e ir contra los intereses de los más pequeños. Además iban contra sus propios intereses pues algunas mejoras habían empezado a surgir.
El sistema se fortaleció. Empezaron a crecer las unidades de investigación científica de todas las ramas profesionales en las universidades estatales y privadas, el nivel de los maestros aumentó, empezaron a ser muy respetados como tales y como personas pues tenían, aparte de conocimientos, vocación. También crecieron sus ingresos, los cuales fueron subvencionados en parte por el Estado, pero luego no fue necesario porque la gente tenía mayor poder adquisitivo pues eran profesionales competentes gracias a esos mismos maestros. El círculo virtuoso estaba completo a los veinticinco años. Muchos profesionales que antes ni soñaban en la docencia se peleaban por ingresar a las carreras de educación como segunda profesión.
El Estado, que desde hacía tiempo aplicaba principios de progreso tenía ya el superávit suficiente para hacer un gigantesco sistema de becas, que multiplicó la eficiencia de todos. Aumentaron las empresas grandes y se crearon miles de trasnacionales peruanas. El caso peruano llegó a las aulas y foros de todo el mundo.
Tu país, querido hijo, es lo que es ahora desde hace muy poco tiempo. Lo que yo sé y tengo ahora ni siquiera podría soñarlo si hubiera nacido cuarenta años antes. Ahora tú que eres nacido en Huancayo, la capital del Perú, cuentas con todas las herramientas para superarme a mi y a toda mi generación. La sociedad también sanó, fruto de este desarrollo humano, eso felizmente no se perdió de vista sino que fue integrado a todo el plan. Y eso nos da hoy una ventaja grande frente a otros países igual de desarrollados pero menos humanistas.
Espero hijo mío que sepas valorar lo que tienes y que veles por que este y los gobiernos que sigan no pierdan de vista el camino. Esa es tu responsabilidad y la de tu generación.
Ahora duerme hijo, mañana tienes examen y hay que llegar temprano al colegio.
Que duermas bien. Yo también te quiero mucho."
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