El espectacular desplome de un puente en Minneápolis, Minnesota ha sido un accidente que nos recuerda que ni siquiera en el país más tecnológicamente avanzado del mundo se puede evitar fallas en su infraestructura vial.Lo más probable es que la construcción haya colapsado debido a la falla que ya había sido detectada en su estructura dos años atrás. Es increíble que durante ese tiempo no se haya reparado el daño, aunque al parecer pudo haber sido precisamente el inicio de estos trabajos lo que terminó de desestabilizar el ingenio.
Muchas personas, la mayoría regresando del trabajo en plena hora punta, han resultado heridas, desaparecidas o muertas. Aun no se tiene noticia de un bus escolar que se reportó perdido y que llevaba niños en su interior.
Parece ser que las desgracias no necesitan de una bomba para suceder. Incluso es un alivio que se haya descartado un sabotaje, en este caso.
Ahora bien, la difusión de este suceso por todo el mundo puede haberle dado más de una idea a la red de terroristas interesados en atacar de todas las formas posibles al "gran demonio". Una manera de debilitarlo sería cortándole las arterias. Y cuanto más gente muera producto del sangrado, mejor para sus retorcidos planes.
La gigantesca red vial de los Estados Unidos plantea todo un reto de seguridad, y será un botín eternamente apetecido por los saboteadores. Tarde o temprano, el temple de los ciudadanos de este país será nuevamente puesto a prueba. ¿Bastará un reconfortante mensaje al país para neutralizar nuevamente la psicosis colectiva?
Incluso hay quienes ya comparan la caída de este puente, con la de muchos otros puentes, tendidos por los Estados Unidos en busca de apoyo político entre sus aliados, pero que han ido cayendo uno por uno o debilitándose tanto que el gobierno americano, por más que quiera negarlo, se está sintiendo cada vez más aislado, incluso más que aquellas naciones a las que impone su bloqueo económico, pero que igual siguen haciendo lo suyo.
El Imperio va perdiendo el respeto y el temor de sus enemigos. ¿Con qué plan de reconstrucción de su autoridad nos soprenderá esta vez?
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