La actitud cínica del ex presidente de la Corte Suprema de Justicia, Walter Vásquez Vejarano, y su obvia vinculación en toda la red tejida con la congresista Benites para ganar más por su “sacrificada” labor de congresista, explica el por qué de la actual situación del sistema judicial peruano.
Y es que ninguna institución del Estado podrá tener nunca una reforma total y sincera, cuando aquellos responsables de su ejecución y ubicados en la cumbre del complicado aparato burocrático son los que sobran y la obstaculizan fácilmente.
Han sido ya muchos los intentos de iniciar una reforma a fondo en el sistema judicial peruano. Todos ellos han sido publicitados con bombos y platillos por el presidente de turno, generalmente en su primer Mensaje a la Nación, tras asumir el mando.
Luego, se suceden una serie de peloteos mediáticos hasta que se diluye la atención del público en el tema, generalmente por hartazgo y resignación.
La principal estrategia es pues, el silencio; la inacción. Y los únicos que pueden mantener su deber “congelado” en el tiempo son quienes no tienes superiores a los que reportar sus avances, es decir, la Corte Suprema de Justicia.
Ahora bien, ¿será el Gobierno capaz, así como enfrentó a los “comechados” del SUTEP, de poner en su sitio a los del “otro” Palacio? Lo más probable es que no, debido al kilométrico rabo de paja que ostenta, empezando por su voluminosa testa. De comenzar a cortar cabezas entre jueces, vocales y personal administrativo, corren el riesgo de que se las tajen a ellos.
Es así como los grupos corruptos se protegen entre sí. “ Si yo no hago nada, tu no haces nada”, es la frase que definiría esta curiosa simbiosis política. Al final nadie hace nada y las palabras se las lleva el viento, caen al río y van a dar al mar de discursos, cada vez más contaminado e inerte.
Foto: www.peru21.com
Tags Blogalaxia: Tula Benites, Poder Judicial, Gobierno Peruano.
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