jueves, agosto 16, 2007

Lo bueno, lo malo y lo feo del terremoto en Perú

Luego del terrible sismo ocurrido en Perú el día miércoles 15 de agosto, las cifras de muertos, heridos y damnificados se ha elevado de manera permanente.

Ya se cuentan hasta casi medio millar de fallecidos, mil quinientos muertos y decenas de miles de damnificados. lo terrible es que, cuando suceden eventos de este tipo, lo primero que se sabe es lo que sucedió en las ciudades y pueblos más importantes. Aun falta adentrarse a los pueblitos alejados de Ica, donde las construcciones son más precarias y el acceso a información y comunicación es más difícil.

Pero en estas 24 últimas horas, lo visto y oido por los medios sobre lo sucedido ha tenido todos los matices posibles en cuanto a actitudes, realidades y negligencias.

Lo Bueno

La Federación de Médicos del Perú ordenó a todas las bases a nivel nacional que se presenten en sus hospitales asignados, y anunció la organización de piquetes adicionales en donde se requieran. Esta actitud enaltece la loable labor de los galenos, que depusieron automáticamente el reclamo de sus derechos, posiblemente justos, para otro momento.

El llamado a la calma y el orden hecho por el Gobierno fue decisivo para enfocar objetivamente los pasos a seguir y movilizó a todos a cumplir con su misión, cada uno desde su cargo.

El terremoto se dió a las 6:41 de la tarde. Se evitó así una tragedia aun mayor, que sería una realidad de haber sucedido en horas de la noche, momentos en que la gente tiene menos probabilidades de una reacción adecuada y rápida. Además, en Lima estaba programado un partido de fútbol para las 8 pm en el Estadio Monumental, en Ate. El evento se canceló de inmediato, evitándose una tragedia como la del Nacional décadas atrás. Las muertes habrían sido más por efectos del pánico que daños en la construcción, pues al parecer no se han reportado éstos en el coloso deportivo.

Los medios de comunicación, tanto radiales como televisivos, abrieron sus señales a gran cantidad de personas para que se comuniquen y ubiquen a sus familiares, de quienes no sabian nada. Incluso en el exterior las páginas web sirvieron de enlace entre familias, a falta de líneas telefónicas.

La magnitud del terremoto era motivo de sobra para que un tsunami barriera las costas peruanas en cuestión de minutos. Sin embargo, la alerta nacional e internacional generada se canceló a las pocas horas. Hubo de todas formas un maretazo, pero la gente se mantuvo alerta.

Se han activado campañas de donación de sangre, ropa y víveres en todas las entidades públicas, respaldadas por otras tantas privadas. La respuesta ha sido inmediata por parte del público en todos los casos. Ayuda del extranjero también está en camino.

Lo malo

Cientos de fallecidos, muchos de ellos por paros cardíacos debido al susto y a su avanzada edad. Otras víctimas, de todas las edades, fueron aplasatadas por techos y paredes. Por los mismos motivos hubo más de mil heridos.

Miles de casas se vinieron abajo, debido su construcción de quincha y adobe. Otras se anegaron o sin haberse caído quedaron inhabitales.

Las líneas telefónicas, supuestas herramientas clave en el manejo de las emergencias en todos los países, sencillamente no pudieron con la carga que se coló por sus troncales. Incluso se informó de la rotura de una conexión madre que unía Lima con Pisco, debido a lo cual la situación se agravó en el lugar más afectado. Los representantes de las empresas telefónicas no supieron dar razón de la falla, ni alternativas de emergencia, como por ejemplo líneas paralelas de uso exclusivo en desastres. Incluso hasta estos momentos, a un día del suceso, no se restablece el servicio (celular y fijo) al 100%.

Se constató el paupérrimo estado de los hospitales en Ica, situación agravada pues cuatro e ellos colapsaron, matando a pacientes internados desde antes, y otros, como el de Chincha, como candidatos seguros a la demolición. No obstante, decenas de heridos y muertos se acumulaban en sus pasillos, arriergándose a encontrar ahí aquello de lo que se salvaron en casa.

Lo feo

Algunas empresas de transporte buscaron enriquecerse con la tragedia ajena, duplicando o triplicado el costo de los pasajes. Sin embargo, lo negaban frente a cámaras. Gente que buscaba estar más cerca de sus familias fue presa fácil de estos inescrupulosos negociantes de la muerte.

Los saqueos estuvieron a la orden del día en distritos como Rímac y el Callao. En quintas donde las paredes amenazaban con caer, muchos vecinos prefirieron arriesgarse a permanecer adentro, antes que dejar sus hogares a merced de los ladrones de la zona.


Ojalá que esta catástrofe nos ayude a mejorar. A darnos cuenta que existe el otro, que tiene miedos y familia como nosotros. Que aquellas ganas de ayudar y comunicarnos con esa gente extraña, que de pronto vivió a nuestro lado el miedo en la calle, nos permita ver que podemos coexistir y unirnos, no sólo en circunstancias extremas como ésta, sino para ser una verdadera Nación.

Foto: Ojo.com.pe

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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Llegarán nuevos amaneceres, vendrán nuevos horizontes. Mucha fortaleza para mis hermanos de Perú.
Un abrazo solidario!

Anónimo dijo...

Muy interesantes estos testimonios directos. Mi solidaridad desde España. Estuve conociendo Perú hace dos años, volví fascinado, y hoy sigo con dolor toda esta tragedia. He publicado algún comentario en www.carlosjaviergalan.blogspot.com.
Un abrazo.